martes, 2 de diciembre de 2014

Temporada de exámenes

Puedo decir que de todo el tiempo que fui a la escuela, no solamente aprendí matemática, gramática, historia, etc. Podría decir que principalmente en la facultad, en mis tiempos de estudihambre, aprendí mucho más que lo técnico. Aquellos calendarios que nos daban desde el inicio del semestre en los que con color distinto se resaltaban las fechas de exámenes, eran casi fatídicas, casi hacíamos lo posible por ignorarlas, como si de esa forma retrasáramos su llegada.

Las cosas suenan bastante sencillas; cada día se le da un repaso a lo visto en clase, se hacen algunos ejercicios y así sucesivamente, al llegarse los exámenes no deberíamos tener problemas. Pero claro, lo acostumbrado era que ya con los exámenes encima nos poníamos a tratar de entender todo lo visto en lo que iba del curso y si eran finales, lo de todo el semestre. Los peores querían entenderlo un día antes. No hay que ser un genio para saber qué posibilidades tenían de pasar los que agarraban el libro un día antes del examen, muy pocas.

Sin querer me he ido dando cuenta que eso del día a día, tomando su tiempo, sin prisas, tiene otras aplicaciones que poco o nada tienen que ver con los estudios.

Todos tenemos problemas, en eso todos somos iguales, pero muchas veces sabemos las posibles soluciones que podemos aplicar para salir adelante, tomando nuestro tiempo, día a día, sin prisas, tranquilamente. Pero en lugar de eso dejamos pasar el tiempo y se van acumulando días, semanas, meses, años sin hacer nada, viviendo con los problemas, como si no quisiéramos dejarlos ir, como si les hubiéramos tomado tanto cariño a las dificultades que ya fueran parte nuestra. Tal vez como si nos hubiéramos ya acostumbrado a vivir con eso o lo que es peor, como si tuviéramos miedo a lo que pudiéramos encontrar sin aquello que nos incomoda.

Suena tonto, pero es cierto. Cualquiera pensaría que es cosa nada más de quitarse lo malo, hacer algo y ya, pero es más común de lo que se piensa que se le den largas a hacer algo distinto, se piensa que el día que se necesite entonces se hará algo. Es ahí cuando me hace recordar el calendario escolar de la facultad, ¿por qué esperar hasta que ya no quede de otra para cambiar o buscar ayuda o hacer las cosas distinto? Las cosas necesitan su tiempo, habrá que hacer cambios en el camino, cambios que si se está contra el tiempo el margen de error es casi nulo.

No se puede obligar a nadie a hacer las cosas que consideramos correctas, lo correcto solamente lo podemos hacer nosotros mismos, cada uno somos responsables de lo bien hecho así como de los errores que lleguemos a cometer, podrá ser frustrante ver como alguien le da largas a tomar una decisión y quitarse por fin eso que esa misma persona acepta que está mal, pero será su decisión el día que lo haga, si lo llega a hacer, pero como me decían mis maestros de la facultad, para que esperar a que el tiempo nos alcance, siendo tan fácil ir haciéndolo poco a poco, después de todo no tenemos el tiempo asegurado.

Lástima que en los problemas que llegamos a enfrentarnos día a día y que podemos llegar a necesitar quitarnos de encima, no existan formularios o podamos sacar un acordeón.