domingo, 19 de septiembre de 2010

El primer día del resto de mi vida

Domingo 19 de septiembre de 2010, 11:50 p.m.


El día de hoy me desperté temprano. Temprano para un domingo, un día libre, tomando en cuenta que me acosté muy tarde; eso me sucede muy seguido, me acuesto muy tarde y a las 7 u 8 de la mañana, estoy con el ojo pelón y ya sin sueño. Pero bueno, me desperté temprano, a eso de las 8 de la mañana, pero decidí que no me quería levantar aún, asi que hice el intento de dormir un poco mas; cosa que si logré. Pero luego volví a despertar y pensé que no, mejor cambiaba mi decisión y me dije, ¿que mejor que aprovechar un día como hoy, después de todo, un día como hoy, solo lo hay una vez al año?
Puede ser que haya mucho por el que recordar un 19 de septiembre. En lo personal, no voy a decir que lo recuerde por ser el día que vía la luz del día por primera vez ¿o será que fue la luz del día la que me vio a mi? Será mejor decir que fue el día en el que dí el primer alarido y que alguien me escuchó, porque eso de ver la luz del día, si es que la pude ver, habría sido unos tres días después del 19 de septiembre, en que salí junto con mi mamá del hospital, y si se trata de empezar a contar la fecha en que empecé a dar lata en este mundo, fueron algo así como 24 horas antes en que comencé a molestar a mis afligidos padres, sobre todo a mi mamá, que con todo y muchacho que se negaba dejar su zona de confort, (como el día de hoy, como que si, como que no, como que no se anima). Soy de esas últimas generaciones, tal vez, a las que nos permitieron desde muy, muy pequeños, tomar decisiones, al menos una, importante, eso que ni que, nacer. Yo decidí cuando era el momento, como el mandatario de un país, que debe tomar una importante decisión crucial para su pueblo y decide cuando es el momento justo, sin importar lo que opinen los adversarios, así debe ser. Así yo y muchos otros, decidí cuando, no me puse a pensar si mis padres estaban en una fiesta o tenían visita en casa, ese era mi momento, el momento justo. ¡Ah cuanto compadezco a quienes no les permiten tomar esa decisión y deciden por ellos! ¿Por que se toman esa libertad? ¿No se ponen a pensar que tal vez están haciendo algo importante ahí en donde están, tal vez estaban comiendo y los interrumpieron? Yo por mi lado, me aburrí, creo yo, de la comida que servían ahí dentro, ya no me satisfacía y me salí porque tenía ganas de chicharrón en salsa verde y cabrito.
Pero bueno, tomando en cuenta que para fines prácticos se acostumbra a celebrar a la persona el día en que dio el primer grito enfrente de un tipo vestido de blanco, cuando en realidad deberíamos celebrarnos cuando empezamos a existir, es decir al momento de la concepción, pero eso la verdad sería medio complicado y además tal vez pondría a mas de una pareja en situaciones incómodas.
Así que me dirigí al baño para verme al espejo y me dí cuenta de que me veía exactamente igual que un día antes, y luego de asegurarme de la fecha que era y comprobar que sí, que era el día indicado, me dije a mí mismo, "mimismo, por no pasan los días, lo años ya veremos, tampoco te pongas tan exigente".
La primera llamada que recibí fue la mi amá, y entre otras cosas me preguntó que ¿cómo me sentía con un año más? Creo que a todos nos preguntan eso, yo la verdad, tal vez peque de optimista para alguno, pero no siento que tenga a cuestas un año más, al contrario, me siento mas liberado, siento como si todos recibieramos un costal con todos los años que deberíamos de vivir y al cumplirse uno mas la carga se hiciera mas liviana. Así que de mi bonche de tiempo que recibí ya repartí un año mas. ¿Que si fue bien o mal repartido? Creo que mucho lo he compartido con quien he querido y que pensado en su momento que se merecía que se lo compartiera, y eso, creo yo, es ganancia, después de todo es mi tiempo.
En ocasiones, durante mi vida, me siento de tal o cual forma, según sea la situación, acodándome a personajes de libros que he leído o visto en películas. En estos momentos, me siento un poco como se menciona mismo Dante Alighieri en la Divina Comedia, a la mitad de mi vida. Tal vez sea muy optimista, porque nadie sabe cuanto va a vivir, pero Dante andaba mas o menos en mi edad cuando escribió el libro. Tal vez algún día me sienta como Job, el de la Biblia.
He visto mucho en lo que llevo vivido, pero me falta mucho mas por ver, aún trato de no perder el sentido de asombro; aún en ocasiones me quedo viendo al cielo, como tonto dirán algunos, cuando veo un cielo azul a mas no poder o un atardecer cuando conduzco en carretera.
Me gustaría no llegar a ser un viejo aburrido. Me habría gustado saber lo que sé ahora, que no es mucho, cuando tenía 17 años; pero la vida es cruel, nos da juventud inexperta y nos la quita dándonos experiencia, nunca nos da todo al mismo tiempo.
Escucho que muchos dicen que no les preguntaron si querían criarse con costumbres de una religión u otra, si querían se bautizados o llamarse de tal forma; me parecen quejas estériles, tampoco les preguntaron si querían nacer para poder quejarse de esos temas. Yo tengo mucho que agradecer por todo el tiempo que he pasado en este mundo, que por cierto, tampoco me preguntaron si quería venir, cierto, pero yo con mi curiosidad felina; por aquello de que por eso falleció el gato; quise ver que había por acá. He tenido momentos buenos, malos y de los otros, pero siempre he aprendido de todos ellos, la vida me ha dado la oportunidad de conocer gente interesante de la que he tomado cosas para la vida diaria (algunas cosas para usarlas y otras para evitarlas).
También tengo muchas personas a las cuales agradecerles, pero principalmente a mis padres, que siempre han estado conmigo, aunque lejos físicamente, que siempre me aguantaron las malas rachas y que a final de cuentas, soy lo poco bueno que pueda ser, gracias a ellos, la gran mayoría de lo bueno que pueda saber, es por esas dos personas; lo malo, lo aprendí por mi cuenta.
También tengo que agradecer a Dios el tiempo que me permite vivir, la vida que me dio a través de mis padres, Él me ha hecho lo que soy y no muy seguido me tomo el tiempo para agradecerlo.
Hoy al salir, procuré ver las cosas de una manera optimista, creo que me salió, ¿mañana? mañana será otro día, pero saldré otra vez con ojos optimistas, después de todo ¿que puede haber que no tenga remedio?

sábado, 11 de septiembre de 2010

Septiembre me gustó pa que te vayas

Por alguna extraña razón, el mes de septiembre lo tengo siempre presente, todo empezó al inicio de mi vida en el exterior. Pero no es solo porque sea mi cumpleaños en septiembre o porque se celebren Independencia, Niños héroes o la fundación de mi ciudad, Monterrey. En septiembre han sucedido muchas cosas desde que tengo uso de memoria y muchas mas antes de que la usara.
Una de las primeras que podría mencionar, el temblor de la ciudad de México, recuerdo que acababa de entrar a la secundaria y vi la noticia en mi casa, no alcancé a notar de que tamaño era la desgracia hasta un poco después. Luego, ya en la prepa, un tremendo huracán que al parecer no se esperaba tan fuerte, que azotó Monterrey, casi el mismo día de la Independencia. Pasó el tiempo y ya entrado el milenio, el tan llevado y traído 11 de septiembre, que unos cuates, tarados, que odiaban a los Estados Unidos, decidieron matar gente de varias nacionalidades.
En lo personal, el mismo 11 de septiembre, pero de otro año, significó algo mas, no era que me pusiera trágico, tal vez era mas bien un poco de nostalgia, al ver, no literalmente, a un familiar irse lejos, que en ese momento, no se sabía si se volvería a ver o cuando se volvería a ver. Tal vez era nostalgia por saber que cuando se estuvo cerca no se dijeron muchas cosas y se desperdició el tiempo en cosas poco agradables.
Obviamente no era que uno quisiera que se quedara, yo habría hecho lo mismo si se me presentara la oportunidad, no porque este deseoso de irme; pero no deja uno de sentir que tal vez pase mucho tiempo antes de volver a ver a esa persona; que haya vuelto ya una vez, por cualquier razón, es otra cosa, pero en ese momento no era posible saberlo.
Pero para cuando nos damos cuenta ya ha pasado una semana, un mes, un año y nos damos cuenta de como ha pasado el tiempo, solo pienso, en que deseo que esté lo mejor posible.
Septiembre está lleno de fechas importantes para mi y aunque quisiera, no podría pasar de largo, ninguno de sus días.

lunes, 6 de septiembre de 2010

La edad de la inocencia


No me considero un conservador, no tanto. No por querer evitar ser conservador se va a tirar a la basura lo que es bueno y ha sido bueno desde siempre. No por evitar que se me vean los calzones por la parte trasera del pantalón, quiere decir que soy un conservador anticuado que no evoluciona a las corrientes modernas del vestir; es simplemente, que me parece desagradable, o que prefiero que exista algo de misterio en mi. O tal vez es que no uso ropa interior, bueno, eso último no es algo que acostumbre.
Cuando llegué a Guanajuato y empecé a frecuentar la vida nocturna de León, hubo algo que me llamó la atención, no fue propiamente en los antros de moda de la ciudad, mejor dicho en los bares. Cuando por primera vez en uno de esos tantos bares de la ciudad que empecé a visitar y que algunos, sigo visitando, que entre la clientela están de todo tipo, mujeres, hombres, jóvenes y algunos mayores, muchos seguramente solteros otros con sus detalles, novios y otras, hombres y mujeres de familia... literalmente de familia.
Entre bebidas, alcohólicas obviamente, música a todo volumen, hombres en grupos o con pareja, que muchas veces son lo que se le llama, "ojo alegre", mujeres con buen o mal gusto para vestir, algunas en su vestimenta sobria, otras de un estilo mas sexy y otras mezclando todo lo anterior, me llamaba la atención que muchas veces, si no es que hasta ahora en cada visita que hago a un bar, llegara al menos, un grupo o pareja acompañados de sus hijos. No hijos mayores, mas bien, menores, muy menores a la edad legal local, es decir 18.
El desfile es largo, desde los que llegan con niños, literalmente, mucho menores a la edad del acné, hasta los que llegan con su porta bebé, obviamente el porta bebé ocupado y no con las cosas que ella cargaría en su bolsa de mano, si no con un pequeño casi siempre dormido; lo cual muchas veces convierte al menos a una sección del bar en una especia de sucursal de la primaria, sin exagerar.
Especialmente recuerdo una ocasión en que en un bar, de temática taurina, en el que a cierta hora los meseros escogen a chicas, para que enfrente de todos se pongan a bailar encima de una mesa y los espectadores masculinos se pongan a viborearlas y a gritarles cualquier lindura; en pocas palabras, las suben para echar desmadre y ver viejas. Pues en una ocasión en ese lugar se juntaron dos situaciones, un hombre mas que tomado, echando ojos lascivos a las chicas que se movían o trataban de moverse al ritmo de la música que les ponían, la actitud del mismo hombre, por demás desagradable y una mesa cercana en la que la pareja, sobre todo el hombre, de un aspecto no muy fino que digamos, (pelo largo y oxigenado en la parte de atrás), que como buena familia, iban acompañados de sus hijitos, uno de brazos y una niña de unos cinco años, que cuando vio que pasaban a bailar muchachas, le pidió a papi que ella también quería bailar y como buen padre, el "rubio" hizo lo que cualquiera hubiera hecho, claro, hablarle al mesero y pedirle que lleve a su retoño al frente para que todos la vean bailar; yo creo que lo hizo para evitar que tenga un trauma en su vida por no bailar en frente de un local lleno de clientes medio borrachos. Y ahí estaba la chiquilla con su carita de inocencia bailando encima de la mesa y luego sonriente se vuelve con sus amorosos padres. Así que entre mesas en las que muchas veces la mitad de los que están sentados son niños, pasan las horas, altas horas de la noche, en el bar.
No voy a decir que sean malos padres, no soy quien para decir algo así, lo que si me pregunto a mi mismo, mimismo ¿qué le puede pasar por la cabeza a un papá o mamá para que a la hora de que se ponen de acuerdo y deciden ir con otros amigos o incluso solo la pareja, digan, "si, vamos al bar a pasar un rato alegre, ahí el ambiente se pone bien, andale junior, vistete y ayudale a tu hermanita porque voy a llegar otra vez tarde porque no se apuran niños"?
No me considero mocho ni demasiado conservador, pero no me parecen ni lugares ni horas para que niños de entre 5 y 13 años o aunque tuvieran 17, asistan, por la sencilla razón de que es un bar, un lugar de adultos, ya tendrán ellos la edad y la forma de poder entrar a un bar, si así lo quieren, cuando tengan edad para hacerlo. No tengo hijos, pero si algún día llegara a tenerlos, por lo menos yo, si quisiera salir a un bar, no llevaría a mis hijos, simplemente no es un ambiente para niños.
Como cada quien decide lo que es correcto o no para sus hijos, los que acostumbren llevar a sus niños a esos lugares, pues ellos sabrán, como los que les compraban la canción de "Mesa que mas aplauda" a sus niñas, siendo una canción de table dance, podrá ser algo inofensivo pero sigo pensando, ni una cosa, ni la otra, son algo para niños. Eso si, solamente en León, específicamente, he visto niños en bares, tal vez, aquí son mas abiertos mentalmente hablando, y si no es así, ¿donde están las autoridades que se supone vigilan eso?