lunes, 6 de septiembre de 2010

La edad de la inocencia


No me considero un conservador, no tanto. No por querer evitar ser conservador se va a tirar a la basura lo que es bueno y ha sido bueno desde siempre. No por evitar que se me vean los calzones por la parte trasera del pantalón, quiere decir que soy un conservador anticuado que no evoluciona a las corrientes modernas del vestir; es simplemente, que me parece desagradable, o que prefiero que exista algo de misterio en mi. O tal vez es que no uso ropa interior, bueno, eso último no es algo que acostumbre.
Cuando llegué a Guanajuato y empecé a frecuentar la vida nocturna de León, hubo algo que me llamó la atención, no fue propiamente en los antros de moda de la ciudad, mejor dicho en los bares. Cuando por primera vez en uno de esos tantos bares de la ciudad que empecé a visitar y que algunos, sigo visitando, que entre la clientela están de todo tipo, mujeres, hombres, jóvenes y algunos mayores, muchos seguramente solteros otros con sus detalles, novios y otras, hombres y mujeres de familia... literalmente de familia.
Entre bebidas, alcohólicas obviamente, música a todo volumen, hombres en grupos o con pareja, que muchas veces son lo que se le llama, "ojo alegre", mujeres con buen o mal gusto para vestir, algunas en su vestimenta sobria, otras de un estilo mas sexy y otras mezclando todo lo anterior, me llamaba la atención que muchas veces, si no es que hasta ahora en cada visita que hago a un bar, llegara al menos, un grupo o pareja acompañados de sus hijos. No hijos mayores, mas bien, menores, muy menores a la edad legal local, es decir 18.
El desfile es largo, desde los que llegan con niños, literalmente, mucho menores a la edad del acné, hasta los que llegan con su porta bebé, obviamente el porta bebé ocupado y no con las cosas que ella cargaría en su bolsa de mano, si no con un pequeño casi siempre dormido; lo cual muchas veces convierte al menos a una sección del bar en una especia de sucursal de la primaria, sin exagerar.
Especialmente recuerdo una ocasión en que en un bar, de temática taurina, en el que a cierta hora los meseros escogen a chicas, para que enfrente de todos se pongan a bailar encima de una mesa y los espectadores masculinos se pongan a viborearlas y a gritarles cualquier lindura; en pocas palabras, las suben para echar desmadre y ver viejas. Pues en una ocasión en ese lugar se juntaron dos situaciones, un hombre mas que tomado, echando ojos lascivos a las chicas que se movían o trataban de moverse al ritmo de la música que les ponían, la actitud del mismo hombre, por demás desagradable y una mesa cercana en la que la pareja, sobre todo el hombre, de un aspecto no muy fino que digamos, (pelo largo y oxigenado en la parte de atrás), que como buena familia, iban acompañados de sus hijitos, uno de brazos y una niña de unos cinco años, que cuando vio que pasaban a bailar muchachas, le pidió a papi que ella también quería bailar y como buen padre, el "rubio" hizo lo que cualquiera hubiera hecho, claro, hablarle al mesero y pedirle que lleve a su retoño al frente para que todos la vean bailar; yo creo que lo hizo para evitar que tenga un trauma en su vida por no bailar en frente de un local lleno de clientes medio borrachos. Y ahí estaba la chiquilla con su carita de inocencia bailando encima de la mesa y luego sonriente se vuelve con sus amorosos padres. Así que entre mesas en las que muchas veces la mitad de los que están sentados son niños, pasan las horas, altas horas de la noche, en el bar.
No voy a decir que sean malos padres, no soy quien para decir algo así, lo que si me pregunto a mi mismo, mimismo ¿qué le puede pasar por la cabeza a un papá o mamá para que a la hora de que se ponen de acuerdo y deciden ir con otros amigos o incluso solo la pareja, digan, "si, vamos al bar a pasar un rato alegre, ahí el ambiente se pone bien, andale junior, vistete y ayudale a tu hermanita porque voy a llegar otra vez tarde porque no se apuran niños"?
No me considero mocho ni demasiado conservador, pero no me parecen ni lugares ni horas para que niños de entre 5 y 13 años o aunque tuvieran 17, asistan, por la sencilla razón de que es un bar, un lugar de adultos, ya tendrán ellos la edad y la forma de poder entrar a un bar, si así lo quieren, cuando tengan edad para hacerlo. No tengo hijos, pero si algún día llegara a tenerlos, por lo menos yo, si quisiera salir a un bar, no llevaría a mis hijos, simplemente no es un ambiente para niños.
Como cada quien decide lo que es correcto o no para sus hijos, los que acostumbren llevar a sus niños a esos lugares, pues ellos sabrán, como los que les compraban la canción de "Mesa que mas aplauda" a sus niñas, siendo una canción de table dance, podrá ser algo inofensivo pero sigo pensando, ni una cosa, ni la otra, son algo para niños. Eso si, solamente en León, específicamente, he visto niños en bares, tal vez, aquí son mas abiertos mentalmente hablando, y si no es así, ¿donde están las autoridades que se supone vigilan eso?

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