miércoles, 6 de agosto de 2014

El que da y quita

Lo admito, muchas veces no entiendo las indirectas que me lanzan, es un defecto que tengo, me dicen algo disfrazado y no lo entiendo a la primera, me mandan a volar, esa es la intención y yo en lugar de irme, me quedo, hago lo posible por seguir, pero no en una actitud de “De verdad no quieres que me vaya, no te castigues, sigamos”, no, más bien tratando de arreglar las cosas que pudieran ir mal. La última (¿última?) vez que me pasó algo parecido fue hace unos años, todo parecía ir muy bien, todo muy padre y de repente o era algo muy pequeño hecho grande o si era grande no se soltaba o se apostaba por el cansancio o hartazgo. Y no, parecía que era corredor de resistencia y no me cansaba, y si eran cosas grandes o chicas hechas grandes, les buscaba solución. Todo eso no fueron conclusiones mías solamente, fueron confesiones de esas que se hacen cuando las cosas ya pasaron.

No hice sólo las cosas, obvio, en eso hubo alguien que aguantó y alguien que aceptó lo que hice, fuera mucho o poco, alguien que en el fondo quería continuar pero tenía sus razones, válidas para esa persona, para hacer lo que hacía y que en algún momento dio su brazo a torcer (el que persevera alcanza), a lo mejor los dos pensamos “Va, vale la pena correr el riesgo”.

Ahora que veo las cosas en perspectiva me pongo a pensar, durante el tiempo que pasamos juntos no faltó la pregunta, ¿por qué sigues aquí?, ¿estás seguro?, ¿cuánto tiempo más?, ¿por qué no te fuiste? Ahora las veo como si fueran parte o una variación de esas indirectas, aquellas a las que no hacía caso, que dejaba pasar. Después me unía a la dinámica y hacía esas mismas preguntas y las respuestas de uno y otro eran muy similares, ¿casualidad? Puede ser.

¿Por qué no decir las cosas de manera directa? Puede ser que preferimos que el otro tome la decisión, como si quisiéramos hacerlo entender y que de el paso definitivo, hacerlo entender. Si esa era la intención, que duro de entender fui o mejor dicho, no pensaba dar ese paso, ¿Cómo para qué? Todo tenía alguna forma de manejarse, si por aquí no se puede busquemos por este otro lado.

Pasó el tiempo, pareciera que las cosas se repiten, otra vez viendo en perspectiva, ¿se quería convencer de algo al otro?, ¿desgastarlo?, ¿cansarlo?, ¿hacerlo entender lo que era correcto?, ¿lo correcto para quién? Al que da y quita, con el diablo se desquita. ¿Salieron las cosas como se esperaba por fin? Ojalá alguno haya obtenido lo que esperaba, por lo que luchó tanto, porque se irá conforme porque lo buscó. Yo no.

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