Hoy por ti, mañana por mí. ¿Para cuándo son los amigos? Vamos
a sacar esto, después lo platicamos.
Frases y más frases que inconscientemente las usamos ya casi
como una costumbre y las vamos desgastando y no les damos el total valor que en
realidad encierran.
Todos tenemos en algún momento situaciones que se nos
complica resolver solos y necesitamos ayuda de alguien más. Pero todo es
recíproco, de alguna manera lo correcto es corresponder al apoyo recibido. En
algunas ocasiones tenemos que devolver la ayuda, ya sea si fue en especie o en
efectivo.
Debo no niego. Muy bien, lleguemos a un acuerdo. Todos tenemos
una mala racha. Unas malas rachas. Hablando podemos llegar a entendernos.
Inconscientemente decimos cosas que no deberían usarse de la
manera incorrecta. Nos dejarnos llevar por el momento, la ira, el calor de la
discusión. La buena intención se borra. El agradecimiento que se llegó a tener
se convierte en todo lo contrario. De la urgencia para corresponder al apoyo
recibido, se vuelve en urgencia para quitarse algo de encima, una carga que se
ha vuelto la ayuda recibida. ¿Cuál es la necesidad de hacer cuestionarse si era
mejor no haber aceptado la ayuda? ¿Por qué no pensar bien las cosas antes de
actuar, antes de decirlas? Otra vez, ¿cuántos momentos desagradables podríamos
ahorrarnos de un lado y del otro si pensáramos antes de actuar?
Tengo el derecho de exigir cumplir, lo necesito tanto o más
que cuando tú lo necesitaste en su momento. Soy víctima por tu incumplimiento.
Pero ¿qué necesidad de volverme victimario?
¿Qué necesidad de utilizar como arma algo que salió de mí
mismo? ¿Cómo se convierte el extender la mano a un amigo/conocido en un bate
para darle en la cabeza cada vez que perdemos los estribos?
¿Se hizo lo necesario realmente para corresponder o devolver
lo que se recibió? Como sea, llegamos a un punto las dos partes en que ya no sólo
mueve el agradecimiento o el compromiso, hay que hacerlo de cualquier manera, a
como dé lugar.
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