No es raro leer que alguna pareja de famosos rompen y que se
habla sobre el anillo que él le regaló a ella y que o ella se lo regresa o él
lo pide de vuelta. No se cómo serían las cosas antes, pero pensándolo bien es
una grosería regresar un regalo y más pedir que lo regresen. Yo mismo debo
confesar que alguna vez quise regresar un presente y luego de tiempo de pensar
bien las cosas acepto que caí en esa actitud grosera.
Cuando estamos con alguien, no es raro que no escatimamos en
dar, a veces es hacia un lado, otras hacia los dos, bien, se da porque la otra
persona nos interesa, porque queremos lo mejor para el otro, en ocasiones por
presumir o quedar bien; cualquiera que sea la razón por la que damos nadie nos
obliga a hacerlo, libremente vamos y damos lo que muchas veces ni siquiera nos
pidieron. Pero no nos equivoquemos, no son sólo cosas materiales, también damos
otras que son difíciles de medir o cuantificar, pero no por eso son menos
valiosas, al contrario, podrían llegar a serlo más que las materiales.
Porque ¿cómo medir momentos felices?, y de ser posible
¿también al haber un rompimiento de pareja se pedirá que se regresen esos
momentos? ¿cómo saber si fueron más felices los momentos que dio uno que
los que recibió? ¿se miden por risas, horas o cómo? Si las cosas materiales se
piden de regreso al terminar, entonces no eran obsequios, eran solamente
préstamos; ¿también habría que prestar nada más lo momento felices? ¿cómo se
pagan esos momentos? ¿habría que seguir juntos luego de terminada la relación
hasta que se considere pagado? Cosa difícil, por eso nos vamos a lo más
sencillo, cobrar lo material.
¿Por qué no ser sinceros desde el inicio y no andar diciendo
que se regaló algo y mejor decir, “te presto esto, pero eso sí, al terminar me
lo regresas”? Entonces si así fuera, no es tanto el amor que se presume, pero
si sería mejor dejar las cosas en claro, incluyendo el tipo de relación que se
tiene, porque no se vale andar cambiando el discurso luego que se dijeron otras
cosas al inicio. Si algo se da enamorado, así se queda, no se puede dar ahora
algo en nombre del amor y el día de mañana o en un año cambiar de opinión y
siempre no, ese regalo en realidad es un préstamo nada más. Actuar de esa
manera es falta de madurez y se piden de regreso los obsequios como un recurso,
como diciendo, “yo hice más por ti de lo que hiciste por mi”. Pero habría que
recordar que lo que en amor se da, en amor se queda.
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