Mucho se dice que el respeto se gana. Cierto, no importa quien
sea, el respeto no es algo que venga ya incluido con la persona. Puede ser que
por la posición que se ocupa se deba cierto respeto, pero es precisamente eso,
la posición la que representa dicho respeto, no la persona, a la persona se va
ganando el respeto o no.
Para mí, los padres por ser lo que son, merecen respeto,
pero me he dado cuenta que no, no por haberlo vivido en lo personal, sino por
lo que he visto. Si un padre no se comporta como tal, ¿cómo han de tenerle
respeto los hijos si se ha comportado como todo menos como un padre?
El jefe o la cabeza de una organización se le debe respeto
por ser quién es, pero él mismo ha de ir ganándose el respeto de los empleados
con sus acciones, de otra manera el respeto que de manera natural representa su
posición, lo irá perdiendo como dirigente.
Hay quien opina que me tardo en darme cuenta de ciertas
cosas, es probable. No acostumbro a sacar conclusiones apresuradas, a veces puede
ser que abuse en dar segundas oportunidades.
Recientemente alguien que tengo bastante tiempo de conocer me
hizo darme cuenta de lo anterior. No había caído en la cuenta que con el paso
del tiempo, con las actitudes, decisiones, respuestas, forma de conducir, hasta
cierta falta de interés, había ido perdiendo mi respeto.
No creo que esa persona esté preocupada por mi opinión hacia
él, a final de cuentas si la persona quiere vivir en la mediocridad por su
propia elección, es eso, su elección; puede hacer con sus cosas lo que se le
pegue la gana. Todos tenemos esa libertad.
También es cierto que la persona que está al frente de algo,
lo que sea, está expuesta a las críticas por la naturaleza misma de esa
posición, claro, al estar al frente las fallas las vemos todos, todos tenemos una
forma mejor de hacer las cosas, sino es que quisiéramos estar en su lugar.
En esta ocasión no fue una simple crítica, perdió el poco
respeto que le tenía. Hasta ahora me di cuenta que el respeto que le tenía era ya muy poco, ahora nada. La en que se encuentra la ocupa porque así son
las cosas, no necesariamente porque se la haya ido ganando.
Sea cual sea el sentido que haya usado al dirigirse hacia
mí, es ya lo de menos para mí, si fue a sabiendas pero queriendo dar a entender
que no sabía bien de que se le hablaba fingiendo demencia, es una tontería. Si
de verdad estaba tan desconectado y no entendía de lo que le estaba hablando, peor.
Estoy seguro que mi opinión le tendrá sin cuidado, puede
hacer lo que quiera con sus cosas y es algo que no me interesa, pero me hace
peguntarme, en caso de fingir, ¿qué tanto es probable que finja demencia o lo
haya hecho ya para otras cosas que me importen más? y ¿vale la pena dedicar recursos
cuando el más interesado (se supone) ni siquiera parece estar interesado?
No lo vale. Mucho se dice que hay que ser
profesional, pero ambas partes deben ser profesionales, no solamente una, para
exigir hay que serlo también.
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