Para muchos es traumático, pueden llegar hasta sentirse un
tanto acomplejados; algunos hacen esfuerzos desesperados por ocultar su falta,
sin querer darse cuenta que peinándose de lado con la raya tan cerca de la
oreja nada más logran hacer más evidente su falta de pelo, después son ejemplo
de eso que llaman, peinarse como queso Oaxaca. No critico, en mi familia no es
raro que con el paso del tiempo empiece a escasear el cabello, tanto mis abuelos,
mis tíos, así como mi padre, son parte del club que padece calvicie masculina,
y por ser hereditaria las probabilidades de que yo la padezca son muy altas.
Eso no tiene nada que ver con el que un día decidiera yo mismo raparme, podría
decirse que fue un tanto por comodidad, quién sabe, tal vez si me dejara crecer
algún día otra vez el pelo, resulte que donde había, ya no hay.
Dicen que es desesperante como cada vez que se peinan o al
levantarse en la mañana, ven cabello en el peine o en la almohada y no ven que
se reponga en la misma proporción. Pero ese proceso es lento, a veces
desesperantemente lento, si al menos fuera de un día para otro, pero no, es
algo que puede tomar diez o quince años o incluso más para llegar al punto en
el que se es todo un pelón, a lo anterior habría que sumarle las preguntas de
la gente, “¿se te cae el pelo?” o “¿no te falta un poco el pelo por aquí?”.
Como la calvicie, así podría decirse que igualmente
desesperante es el proceso de olvidar a alguien que ya no está con nosotros,
alguien que por su propia decisión se alejó, alguien a quien se tenía la
esperanza de continuar juntos, de verlo y hablar de todo lo que sucede.
Como la caída del cabello, sería mejor, duro, pero mejor, si
pudiera olvidarse de un día para el otro, como si en la noche al acostarse se
hiciera tarde porque se estaba secando el pelo y en la mañana la sorpresa de que
el cabello se ha ido.
Pero no, pasa un día y otro y otro y otro más y los recuerdos,
los planes, las promesas, las reconciliaciones, las esperanzas, vienen una y
otra vez y las ideas hechas sobre el por qué sucedieron las cosas, tratando de
encontrar el punto exacto donde fallaron y que fue lo que se hizo mal.
Así como para algunos llega a ser doloroso ver como cada día
se queda más pelo en la almohada o en la regadera, igual puede ser doloroso ver
que aquella persona que estaba, ya no está más, a pesar de que unos días antes
tal vez el futuro se veía muy distinto y se necesita más de un mes para hacerse
a la idea, porque no es solamente cuestión de tiempo.
Igual que la calvicie, olvidar es algo que va poco a poco,
pero caray, sería mucho más fácil hacerse a la idea de que la persona se va a quedar
calva si conservara el cabello.
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