jueves, 5 de agosto de 2010

Cuando no depende de uno mismo

Ojalá siempre fueran buenos días, que siempre salieran como esperamos, todo lo que hacemos, porque, esperamos que salgan bien. Pero, no es así, existen días buenos, días regulares, días malos y días peores; pero cuando a un mal día le agregamos que las cosas resultan mal porque a alguien se le pasó algo y uno tiene que dar la cara y lo aderezamos con la frustración, explicaciones que rondan los pretextos, presiones externas, todo junto, da como resultado un pésimo día, algo para olvidar, pero el caso es que esos momentos se hacen largos, que dejar que el tiempo resuelva las cosas, sería muy tentador, pero, no se resuelve nada y no queda mas que dar la cara otra vez, y tratar de salir lo menos raspado que sea posible, aunque aveces ya estamos mas aporreados que nada. A eso sumar que si una parte de nosotros está en otra parte, las cosas aparentan ser mucho mas pesadas. Creo que la peor situación en que uno puede estar es amarrado de pies y manos sin poder hacer nada más que esperar que ese alguien, de quien se depende, dé una respuesta, mientras se ve como pasa cruelmente el tiempo y no se siente apoyo de nadie y aparte no se capta el tamaño de la urgencia. ¿Qué hacer en un caso así? Solo queda esperar que las cosas terminen lo mejor posible.

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