Siempre lo primero que deberíamos estar es seguros de lo que
hacemos o decimos, es lo menos que podríamos pedir para nosotros mismos y por
nuestro propio bien, no se puede andar por ahí siempre indecisos.
Claro está, los planes que se vayan haciendo, se van
mejorando con el paso del tiempo, otros se termina por dejarlo atrás porque
cambiamos de manera de ver las cosas, de gustos o la situación actual es
totalmente diferente a como era antes.
Me llama la atención cómo algunas personas hacen planes, por
años tienen un objetivo y misteriosamente casi de un día para otro cambian a
algo totalmente contrario a lo que antes querían. Por supuesto que todos
podemos cambiar de manera de pensar, pero lo que en verdad me llama la atención
es cuando percibo que ese cambio no es porque las cosas hayan cambiado, sino precisamente
por eso mismo, porque hay cosas que no cambian. Como si por ser borracho se
decidiera no formar una familia, -¿cómo hacerlo si tiene ese problema de
bebida, la vida sería un infierno?- Saben el problema, lo aceptan, conocen cual
es el camino para comenzar a solucionarlo, es más, en repetidas ocasiones han
hecho intentos por cambiar pero recaen y en lugar de hacer el esfuerzo,
renuncia esa persona a lo que tanto tiempo planeó y deseó.
No creo que ese cambio lo hagan en realidad de un momento a otro, siento
como si fuera una labor de convencimiento interno, como si la misma persona
comenzara a decirse a sí misma que su problema de alcoholismo es más fuerte que
él, que no es justo hacer sufrir a otros inocentes, que no le gusta ser como es, que no está así por gusto, pero no puede dejarlo. Pero, ¿habrá hecho todo lo que podía? ¿de verdad es el
temor de llegar a hacer infelices a otros o es su amor/gusto al trago lo que lo
hace cambiar los planes? Pero no necesariamente se convence a sí mismo con el
tema del alcoholismo, como si inconscientemente buscara otras razones para
cambiar, la edad, un mal trabajo, la incapacidad de vivir con alguien más, etc.
Una vez convencidos a sí mismos, pueden ser los primeros que
tocan el tema o tal vez hasta provocarlo para de esa forma, presentar sus
argumentos a los demás, –Soy mayor ya, ¿qué voy a ser, papá o abuelo?-, y no
faltará quien lo apoye y aplauda lo consciente que es, pero si se pudiera ver
de dónde viene todo ese “convencimiento”, como se puede ver en una biblioteca
un documento, se vería que lo que en realidad tiene es, algo muy diferente,
podrá ser falta de decisión, debilidad, apatía, lo que sea, pero no
necesariamente es que piense en el bien de los demás. Y así como eso muchos
ejemplos más podría haber.
Siendo tan poderosa la mente, pudiendo convencernos de ese
tipo de cosas, ¿por qué no intentar de otra manera? Pareciera que puede más el
gusto por algo que el intento de cambiar algo que puede ser para bien en lo
personal, ya sea para el futuro, en la salud, en lo económico, etc. Como
normalmente pasa, lo más sencillo es no hacer nada, quedarse en donde estamos,
en el caso del alcohólico, seguir igual, porque cambiar significa moverse a
algo en lo que muy probablemente no se estará cómodo.

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