domingo, 20 de julio de 2014

Labor de convencimiento

Siempre lo primero que deberíamos estar es seguros de lo que hacemos o decimos, es lo menos que podríamos pedir para nosotros mismos y por nuestro propio bien, no se puede andar por ahí siempre indecisos.

Claro está, los planes que se vayan haciendo, se van mejorando con el paso del tiempo, otros se termina por dejarlo atrás porque cambiamos de manera de ver las cosas, de gustos o la situación actual es totalmente diferente a como era antes.

Me llama la atención cómo algunas personas hacen planes, por años tienen un objetivo y misteriosamente casi de un día para otro cambian a algo totalmente contrario a lo que antes querían. Por supuesto que todos podemos cambiar de manera de pensar, pero lo que en verdad me llama la atención es cuando percibo que ese cambio no es porque las cosas hayan cambiado, sino precisamente por eso mismo, porque hay cosas que no cambian. Como si por ser borracho se decidiera no formar una familia, -¿cómo hacerlo si tiene ese problema de bebida, la vida sería un infierno?- Saben el problema, lo aceptan, conocen cual es el camino para comenzar a solucionarlo, es más, en repetidas ocasiones han hecho intentos por cambiar pero recaen y en lugar de hacer el esfuerzo, renuncia esa persona a lo que tanto tiempo planeó y deseó.

No creo que ese cambio lo hagan en realidad de un momento a otro, siento como si fuera una labor de convencimiento interno, como si la misma persona comenzara a decirse a sí misma que su problema de alcoholismo es más fuerte que él, que no es justo hacer sufrir a otros inocentes, que no le gusta ser como es, que no está así por gusto, pero no puede dejarlo. Pero, ¿habrá hecho todo lo que podía? ¿de verdad es el temor de llegar a hacer infelices a otros o es su amor/gusto al trago lo que lo hace cambiar los planes? Pero no necesariamente se convence a sí mismo con el tema del alcoholismo, como si inconscientemente buscara otras razones para cambiar, la edad, un mal trabajo, la incapacidad de vivir con alguien más, etc.

Una vez convencidos a sí mismos, pueden ser los primeros que tocan el tema o tal vez hasta provocarlo para de esa forma, presentar sus argumentos a los demás, –Soy mayor ya, ¿qué voy a ser, papá o abuelo?-, y no faltará quien lo apoye y aplauda lo consciente que es, pero si se pudiera ver de dónde viene todo ese “convencimiento”, como se puede ver en una biblioteca un documento, se vería que lo que en realidad tiene es, algo muy diferente, podrá ser falta de decisión, debilidad, apatía, lo que sea, pero no necesariamente es que piense en el bien de los demás. Y así como eso muchos ejemplos más podría haber.

Siendo tan poderosa la mente, pudiendo convencernos de ese tipo de cosas, ¿por qué no intentar de otra manera? Pareciera que puede más el gusto por algo que el intento de cambiar algo que puede ser para bien en lo personal, ya sea para el futuro, en la salud, en lo económico, etc. Como normalmente pasa, lo más sencillo es no hacer nada, quedarse en donde estamos, en el caso del alcohólico, seguir igual, porque cambiar significa moverse a algo en lo que muy probablemente no se estará cómodo.

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